domingo, 24 de febrero de 2013

Keiko Fukuda


A día de hoy, el Judo está configurado como un arte marcial masculino y femenino, pero no siempre ha sudo así. Por ello, la entrada de hoy la vamos a dedicar a la recientemente fallecida Keiko Fukuda que hizo posible el desarrollo y auge del Judo femenino.

Keiko Fukuda nació en Tokio el 12 de abril de 1913. Marcada por el fallecimiento de su padre cuando era aún una niña, su educación fue guiada por su abuelo, su tío y su madre. Como mandaba la educación japonesa de la época, Keiko aprendió todas aquellas “artes” y habilidades que una mujer debía conocer como caligrafía, arreglos florales, la ceremonia del té, etc. Sin embargo, durante su crecimiento, la presencia de su abuelo Hachinosuke Fukuda (samurái y maestro de Tenjin Shinyō-ryū jujutsu y, demás, maestro de Kano con anterioridad a la fundación del Judo) hizo que la pequeña sintiera también afecto por otras artes no tan femeninas como era el Judo.

Un día Keiko acudió junto a su madre a ver una sesión de entrenamiento de Judo y le gustó tanto que unos meses después decidió comenzar ella su propio entrenamiento, contando con el apoyo de su madre y de su hermano, aunque su tío nunca lo aprobó. De hecho, el propio Jigoro Kano, en consideración al abuelo de Keiko, la invitó personalmente a estudiar Judo, convirtiéndose así en una de las 24 primeras y únicas mujeres que estudiaban en el Kodokan (también aprendió del gran Mifune). Así, aunque Kano había comenzado a enseñar Judo a mujeres en 1893 (con su primera alumna Sueko Ashiya, de la que hablaremos otro día), no fue hasta 1926 cuando el Kodokan contó con una sección femenina como tal.

Keiko Fukuda se convirtió en maestra de Judo en 1937, a los 24 años de edad. Era una mujer menuda que medía en torno a 1,50 metros y pesaba 45 kg. Junto con el Judo, Keiko también estudió un Grado en Literatura Japonesa en la Universidad Femenina de Showa, siendo una mujer bastante instruida.

En 1953 Keiko consiguió el 5º dan otorgado por el Kodokan, convirtiéndose en una de las dos únicas mujeres (junto a Masako Noritomi, de la que también hablaremos más adelante) que habían conseguido dicho grado , el más alto hasta el momento para el género femenino, ya que no les estaba permitido continuar progresando.

En 1954 viajó por primera vez a California donde permaneció dos años estudiando; posteriormente, volvería en 1966 para dar un seminario sobre Judo. Tras este Seminario, quedaron tan contentos con ella que le ofrecieron impartir sus enseñanzas en el Mills College donde estuvo enseñando Judo desde 1967 hasta 1978, cuando, ante el aumento que habían experimentado sus clases, comenzó a enseñar Judo en el templo budista de Sokiji Zen en San Francisco. Posteriormente y una vez convertida en una ciudadana americana, fundaría una escuela en la bahía de San Francisco llamada Soko Joshi Judo Club


En 1972 fue una de las mujeres que se opuso públicamente a la norma de acuerdo con la cual las mujeres no podían obtener ningún grado superior al 5º dan de Judo, siendo un año después cuando tras ser una de las tres primeras mujeres en conseguir el 6º dan publicó su libro Born for the Mat: a Kodokan kata, donde enseñaba los katas que se instruían en el Kodokan a las mujeres. En 1974 fundó el Campamento Anual de Judo Joshi para judokas femeninas donde daba la oportunidad de estas pudieran entrenar juntas.

En 1990, Keiko Fukuda obtuvo uno de los grandes reconocimientos de la sociedad japonesa, obtuvo el premio de la Orden de Japón del sagrado Tesoro, Clase 4. Posteriormente, en 2004, publicó una revisión y ampliación de su obra Born for the Mat, donde se recoge una guía ilustrada para la realización del Ju No Kata (el cual explicaremos en su momento en profundidad)

Durante su larga vida, Keiko Fukuda ocupó puestos de gran importancia y prestigio dentro del mundo del deporte en general y del Judo en particular, convirtiéndose en un icono de prestigio; enseñando tanto en Japón, EE.UU, Australia, Canadá, Francia, Noruega y Filipinas. Keiko recibió en Julio de 2011 el 10º dan de Judo.

Fukuda continuó enseñando Judo tres veces en semana hasta el día de su muerte (el 9 de febrero de 2013) a la edad de 99 años. Keiko transmitió todas sus enseñanzas y experiencias hasta el final de su vida en la escuela que ella misma había fundado “la escuela de Judo de Keiko Fukuda” donde animaba a las mujeres a continuar con su entrenamiento y aprendizaje en Judo.

Además de su ejemplo de tenacidad, dedicación y esfuerzo, Keiko tenía un lema que todos los judokas (y especialmente, las mujeres) deberíamos recordar y aplicar en los momentos bajos de nuestra vida: “Sé gentil, sé amable y hermosa, pero sé siempre firme y fuerte, tanto mental como psíquicamente”


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